Formación docente deficiente: un obstáculo clave para mejorar la educación en EE.UU.

En el debate sobre cómo revertir el descenso en los resultados académicos de los estudiantes, los responsables políticos y defensores de la educación señalan múltiples factores: aulas con demasiados alumnos, falta de financiamiento y desventajas socioeconómicas.

Sin embargo, rara vez se pone la lupa sobre los propios docentes, a pesar de que expertos en educación coinciden en que los maestros tienen la mayor influencia en el rendimiento estudiantil.

Ahora, un nuevo informe del Consejo Nacional sobre la Calidad Docente (National Council on Teacher Quality) vincula el bajo desempeño en matemáticas de alumnos de cuarto grado con una deficiente formación y supervisión de los docentes. De la misma manera que la comprensión lectora en tercer grado puede anticipar el futuro académico del estudiante, las habilidades matemáticas en cuarto grado se relacionan con el acceso universitario y los ingresos futuros.

A pesar de ello, uno de cada cuatro estudiantes de cuarto grado en Estados Unidos obtuvo una calificación por debajo del nivel básico en la prueba nacional más reciente. El estado de Washington refleja ese mismo porcentaje. En términos concretos, esto significa que aproximadamente 20.400 alumnos de cuarto grado en ese estado no pueden sumar ni restar números de varios dígitos, fracciones o decimales.

Con preocupación, el informe destaca que Washington tiene algunos de los programas de formación docente en matemáticas más débiles del país, lo cual resulta paradójico en un estado cuya economía se sustenta en la tecnología y la ingeniería.

El Consejo evaluó negativamente a varias universidades de Washington en cuanto a la preparación matemática de los futuros docentes. Instituciones como la Universidad de Washington, la Universidad de Seattle, la Universidad Gonzaga y la Universidad Estatal de Washington recibieron una calificación de “F” en ese aspecto.

Una de las razones detrás de esta calificación general de “débil” se remonta a una reciente modificación normativa: ya no se exige que quienes aspiran a enseñar en escuelas primarias aprueben un examen básico de matemáticas para obtener su licencia.

Esta medida fue promulgada por el exgobernador Jay Inslee en 2019, con el objetivo de aumentar la diversidad en el cuerpo docente del estado. Y ha tenido efecto: aunque los docentes siguen siendo mayoritariamente blancos, se ha incrementado la contratación de maestros de color en comparación con años anteriores. Sin embargo, en paralelo, los resultados en matemáticas se han deteriorado.

Buena parte de esa caída se produjo tras el regreso a las aulas después de la pandemia, aunque las tasas de aprobación están mostrando una recuperación gradual. Aun así, más de la mitad de los alumnos de cuarto grado en Washington no alcanzaron el nivel esperado en matemáticas en 2024.

Erica Hernández-Scott, quien dirige el Consejo de Normas para Educadores Profesionales del estado, rechaza las conclusiones del informe. Asegura que Washington tiene un enfoque innovador y progresista en la formación docente, y considera que la metodología del estudio es, como mínimo, cuestionable.

En contraste, Chris Reykdal, superintendente estatal de instrucción pública, respalda firmemente el análisis, según indicó su portavoz. También aclaró que su oficina no tiene control sobre las normas de licenciamiento.

Este desacuerdo subraya la necesidad de que el gobernador Bob Ferguson considere seriamente otorgar mayor autoridad al responsable del área educativa, transformando ese cargo en una posición de gabinete con nombramiento directo, lo cual garantizaría mayor responsabilidad y coordinación.

Ni los planes de estudio ni la formación de los docentes suelen ser temas que generen entusiasmo entre los legisladores o el electorado. Sin embargo, son piezas fundamentales para que Washington pueda mejorar realmente su sistema educativo público.