El avance de la Inteligencia Artificial (IA) generativa está generando un profundo debate en el mundo académico. Mientras en prestigiosas universidades como Harvard se alzan voces que piden su prohibición total en ciertas carreras, organismos internacionales como la UNESCO convocan a líderes mundiales para delinear un futuro donde la tecnología y el humanismo puedan coexistir de manera ética y equitativa.
La Postura Crítica: ¿Por Qué Prohibir la IA en las Humanidades?
En el corazón del debate se encuentra una columna de opinión de la comunidad de Harvard que plantea la necesidad de prohibir la IA generativa en las carreras de Humanidades. Los autores aclaran que no se oponen a todas las herramientas digitales. Un corrector ortográfico, argumentan, ahorra tiempo valioso, y un diccionario de sinónimos ayuda a precisar ideas. Sin embargo, sostienen que la IA es esencialmente diferente, ya que en ninguna etapa las herramientas tradicionales “piensan” por el estudiante.
Según esta visión, existe una diferencia abismal entre corregir un error gramatical y pedirle a una IA que reformule oraciones para mayor claridad, sugiera contraargumentos o reestructure un ensayo completo. Usar la tecnología para “mejorar” la escritura o “leer” la bibliografía malinterpreta fundamentalmente la esencia de una formación humanística.
El Propósito Esencial de la Formación Académica
El objetivo de un trabajo académico, según los defensores de esta postura, no es entregar un texto perfecto, sino aprender a expresar ideas propias y participar en una actividad fundamentalmente humana. El peor ensayo escrito sin la ayuda de la IA cumple mucho mejor este propósito que uno retocado por ChatGPT. Cuando se permite el uso de IA, los estudiantes ya no se ven incentivados a desarrollar su capacidad para el diálogo intelectual con sus pares ni practican cómo pensar de manera creativa sin la guía de un asistente disponible 24/7.
Además, las humanidades pierden su elemento humano crucial. El objetivo de la filosofía o la literatura es comprender y comunicar la condición humana. Un chatbot de IA carece de la comprensión subjetiva de lo que significa ser humano. Si bien puede ahorrar tiempo, una charla con un profesor o una sesión de estudio con un compañero mantienen cada palabra arraigada en la experiencia humana, la misma que las humanidades buscan explorar.
Una Perspectiva Global: La UNESCO Frente al Desafío
Mientras este debate cobra fuerza en el ámbito universitario, la UNESCO abordó la cuestión a escala mundial durante su Semana del Aprendizaje Digital 2025. El evento desafió la visión polarizada que suele dominar la discusión, esa que enmarca a la IA como una herramienta que potenciará a los alumnos o los volverá obsoletos, que empoderará a los docentes o los reemplazará. La realidad, concluyeron, es mucho más compleja y exige decisiones políticas valientes.
En una sesión ministerial a puertas cerradas, se delineó una visión compartida: la integración de la IA en la educación debe ser equitativa, segura, ética y, sobre todo, centrada en el ser humano.
Prioridades para un Futuro Centrado en lo Humano
Del encuentro surgieron cinco prioridades urgentes que marcaron el tono de la conferencia principal:
-
Enfrentar la “brecha de la IA” emergente: Garantizar que la tecnología no profundice las desigualdades existentes.
-
Asegurar la ética y la seguridad: Proteger a todos los estudiantes de los riesgos asociados.
-
Proteger el rol irremplazable de los docentes: La tecnología debe ser un apoyo, no un sustituto.
-
Promover una IA que refleje contextos locales: Adaptar las herramientas a los idiomas y culturas de cada región.
-
Avanzar en la solidaridad global: Fomentar estándares y cooperación a nivel mundial.
Nuevas Investigaciones y la Realidad en las Aulas
Para nutrir la discusión, la UNESCO presentó la publicación “La IA y el futuro de la educación: disrupciones, dilemas y direcciones”, que reúne la visión de 21 pensadores globales. El informe destaca que una de cada tres personas en el mundo sigue sin conexión a internet, lo que evidencia una profunda brecha digital.
Paralelamente, los resultados de una encuesta reciente de la UNESCO sobre la IA en la educación superior revelaron datos contundentes: aunque nueve de cada diez académicos ya usan herramientas de IA en su trabajo, solo la mitad se siente segura sobre su comprensión de la tecnología y sus aplicaciones pedagógicas. Esto subraya la necesidad urgente de más formación y orientación profesional. Desde 2024, la UNESCO ha apoyado a 58 países en el diseño de marcos de competencias en IA y ha publicado la primera guía sobre el uso de IA generativa en la educación, creando una hoja de ruta para un futuro ético y basado en los derechos humanos.
En sus palabras de cierre, la Subdirectora General de Educación de la UNESCO, Stefania Giannini, afirmó: “Juntos nos hemos comprometido a dar forma a un espacio común para el diálogo y la acción”, un lugar para asegurar colectivamente que la IA sirva como “una herramienta para la equidad, la dignidad y el florecimiento de todas las personas y de nuestro planeta”.